lunes, 12 de noviembre de 2012



El Museo Nacional de Manila y la Pintura Filipina


            Obviamente este museo se encuentra entre los más importantes que alberga Manila.

            De su variopinta colección merece la pena destacar sus pinturas. De hecho, su sala principal está dedicada a los que podríamos considerar como los dos grandes pintores de la época colonial filipina, como son Juan de Luna y Felix Resurreción Hidalgo, cuyos méritos fueron reconocidos por las autoridades españolas en la Exposición de Bellas Artes de Madrid de 1884 con la medalla de oro y de plata, respectivamente.

Juan de Luna, El Spolarium
Felix Resurreción Hidalgo, El asesinato
del gobernador Bustamante y su hijo.
            Sin duda la fama alcanza por el inigualable Juan de Luna hace que todo visitante  quiera contemplar la obra que le catapulto al galardón mencionada, el Spolarium, y que el ejemplar de finales del siglo XIX de Felix Resurreción Hidalgo El asesinato del gobernador Bustamante y su hijo  pase a un segundo plano. Ambas obras, no sólo destacan por su calidad pictórica, sino también por el simbolismo,  al exaltar el nacionalismo filipino que quiere denunciar el poder tiránico español mediante dos temáticas determinadas. Por un lado, Luna con la representación del espacio que alberga a los gladiadores muertos en combate, y que podría ser la alegoría del pueblo filipino que se halla en este recinto macabro por la vanidad del poder español. Por su parte, Felix Resurreción elige la muerte de uno de los gobernadores generales de Filipinas, Fernando Manuel Bustillo Bustamante  y Rueda (1717-1719), el cual murió por una intriga al intentar perseguir los abusos de los españoles.

Anónimo, Coronación de la Virgen, 
c. 1800.
Destaca por su trazos y su perspectiva que
sirvió a los peninsulares españoles
para infravalorar las muestras artística
filipina. 
            Pese a sus proclamas nacionalistas, ambos autores galardonados en la Península (Felix Resurrección no lo hará por la obra comentada, sino por Virgenes Cristianas expuesto al populacho) en 1884, precisamente el año que comienza la Conferencia de Berlín, la cual consolidará el fenómeno del colonialismo europeo por todo el orbe un año más tarde, asumiendo el derecho de ocupación efectiva de un territorio (un derecho que dará alas a Alemania para intentar arrebatar los derechos de conquista de España sobre las Carolinas). Posiblemente, el deseo de afianzar el territorio filipino sobre las agresiones de las potencias pudo influenciar al jurado que otorgo los premios de 1884.
            De esta manera, los peninsulares rompió con la visión propia del darwinismo social (es decir, aquella doctrina que establece que hay razas más evolucionadas que otras) con la que tildó a lo largo del siglo XIX a las artes filipinas. Para muchos españoles decimonónicos (s. XIX) los filipinos eran unos salvajes bondadosos, que debido a esta cualidad eran impedidos para realizar obras de artes, al carecer del raciocinio para ello. Sus toscas obras dieron alas a muchos peninsulares para pensar ello.
CarlosV. Francisco (1912-1969), El Progreso de la Medicina,
            Mas no sólo el museo cuenta con obras pictóricas de época española. De hecho, su segunda sala más visitada es la que alberga El Progreso de la Medicina de Carlos Francisco. Una obra compuesta de cuatro cuadros alegóricos de la filipinas prehispánica, hispánica, del dominio estadounidense y actual (respectivamente) mediante intenta representar la evolución de la medicina filipina. El resto de salas, alberga un sinfín de cuadros coloristas, gracias a los cuales el visitante podrá comprender el devenir del Pueblo filipino.
Diosdado Lorenzo, Rapto y masacre en Ermita, 1947.
A través de esta obra podemos observar el dominio nipón
sobre Manila durante la II Guerra Mundial. Acontecimiento
que ha quedado grabado en el imaginario colectivo filipino actual,
al dibujar a los japoneses como los causante de la destrucción
monumental de Manila. 
          
  Sin embargo, este museo cuenta con muestra que excede lo pictórico. Reseñable es la escultura de época hispánica (cuyos paneles explicativos sigue la sendas del resto de la colección  al existir muy poca piezas que son datadas de forma  exacta) y las salas antropológicas de la cultura filipina. 

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