domingo, 18 de noviembre de 2012





MANILA INTRAMUROS Y EL DESGRACIADO PATRIMONIO HISPÁNICO




Desafortunadamente, la foto que da hoy apertura en este blog podría sintetizar el actual estado de la monumental Manila hispánica. Pues las murallas que guarneció durante más de tres siglos al epicentro del poder español en el Pacífico han observado de forma impotente el expolio de las naciones que en el siglo XX quisieron integrar las Filipinas en el seno de su poder. De esta manera, tanto los japoneses y los estadounidenses se olvidaron del valor patrimonial de esta ciudad, para destruir a su antojo la antigua ciudad hispánica, desvalorizando la riqueza artística de este terreno, y posibilitando que el perímetro exterior de las murallas se hallas convertidas en la actualidad en un club del golf.


Manila tras la II Guerra Mundial, 
Medical Dept.,
 U.S. Army: 
Surgery in World War II:
Activities of Surgical Consultants, Vol. II
, Office of the Surgeon general,
Dept. of the Army, Washington, D.C., 1964
Como historiador, me parece una total aberración que la cultura del capitalismo yanqui haya permitido desde comienzos del siglo XX establecer a este club de golf en el perímetro de la zona de intramuros, adueñándose de gran parte del patrimonio que esconde la riqueza universal de las manifestaciones artísticas. Sin embargo, no ha extrañarnos que el gobierno estadounidense en Filipinas (1898-1946) haya permitido el asentamiento, pues el respecto por el pasado hispánico brillo por su ausencia. Así se manifiesta, que los estadounidenses no lo importasen bombardea la ciudad de Manila en la II Guerra Mundial (al caer la ciudad de Manila en manos del Imperio Japonés en Enero 1842, contribuyendo los tres años que dominaron la ciudad a expoliarla también). Además, tras la entrada de los soldados americanos no le importarse seguir destruyendo gran parte del patrimonio, pues, según algunas fuentes, quisieron construir en la antigua ciudad hispánica un gran centro comercial.


Basilica Catedral de la Inmaculada Concepcion
Desde el comienzo de su construcción a finales del XVI
ha sufrido incendios, terremotos y bombardeos, por lo que
esta imagen dista mucho de la primitiva catedral hispánica.



El resultado de ello, se pude contemplar en la actualidad, ya que la ciudad que fundó Legazpi en 1571 y que fue el epicentro del poder del Pacífico hispánico, se pueda visitar en una sola mañana. De los edificios que merecen la pena destacar, podríamos destacar por encima de todo San Agustín (la única de las siete iglesias de Manila intramuros que aun se conserva), el fuerte de Santiago (donde el visitante podrá comprender la historia del héroe nacional Rizal, al ser aprisionado y condenado a muerte en este lugar),  algunas casas coloniales que se conservan, y la catedral de Manila (cuyo interior no se puede visitar hasta Febrero del año próximo por hallarse en reconstrucción).

Iglesia de San Agustin (1607). Declarada patrimonio de la Humanidad,. Su historia
es la historia de la resistencia, porque ha sobrevivido a los terremotos y saqueos. 




lunes, 12 de noviembre de 2012



El Museo Nacional de Manila y la Pintura Filipina


            Obviamente este museo se encuentra entre los más importantes que alberga Manila.

            De su variopinta colección merece la pena destacar sus pinturas. De hecho, su sala principal está dedicada a los que podríamos considerar como los dos grandes pintores de la época colonial filipina, como son Juan de Luna y Felix Resurreción Hidalgo, cuyos méritos fueron reconocidos por las autoridades españolas en la Exposición de Bellas Artes de Madrid de 1884 con la medalla de oro y de plata, respectivamente.

Juan de Luna, El Spolarium
Felix Resurreción Hidalgo, El asesinato
del gobernador Bustamante y su hijo.
            Sin duda la fama alcanza por el inigualable Juan de Luna hace que todo visitante  quiera contemplar la obra que le catapulto al galardón mencionada, el Spolarium, y que el ejemplar de finales del siglo XIX de Felix Resurreción Hidalgo El asesinato del gobernador Bustamante y su hijo  pase a un segundo plano. Ambas obras, no sólo destacan por su calidad pictórica, sino también por el simbolismo,  al exaltar el nacionalismo filipino que quiere denunciar el poder tiránico español mediante dos temáticas determinadas. Por un lado, Luna con la representación del espacio que alberga a los gladiadores muertos en combate, y que podría ser la alegoría del pueblo filipino que se halla en este recinto macabro por la vanidad del poder español. Por su parte, Felix Resurreción elige la muerte de uno de los gobernadores generales de Filipinas, Fernando Manuel Bustillo Bustamante  y Rueda (1717-1719), el cual murió por una intriga al intentar perseguir los abusos de los españoles.

Anónimo, Coronación de la Virgen, 
c. 1800.
Destaca por su trazos y su perspectiva que
sirvió a los peninsulares españoles
para infravalorar las muestras artística
filipina. 
            Pese a sus proclamas nacionalistas, ambos autores galardonados en la Península (Felix Resurrección no lo hará por la obra comentada, sino por Virgenes Cristianas expuesto al populacho) en 1884, precisamente el año que comienza la Conferencia de Berlín, la cual consolidará el fenómeno del colonialismo europeo por todo el orbe un año más tarde, asumiendo el derecho de ocupación efectiva de un territorio (un derecho que dará alas a Alemania para intentar arrebatar los derechos de conquista de España sobre las Carolinas). Posiblemente, el deseo de afianzar el territorio filipino sobre las agresiones de las potencias pudo influenciar al jurado que otorgo los premios de 1884.
            De esta manera, los peninsulares rompió con la visión propia del darwinismo social (es decir, aquella doctrina que establece que hay razas más evolucionadas que otras) con la que tildó a lo largo del siglo XIX a las artes filipinas. Para muchos españoles decimonónicos (s. XIX) los filipinos eran unos salvajes bondadosos, que debido a esta cualidad eran impedidos para realizar obras de artes, al carecer del raciocinio para ello. Sus toscas obras dieron alas a muchos peninsulares para pensar ello.
CarlosV. Francisco (1912-1969), El Progreso de la Medicina,
            Mas no sólo el museo cuenta con obras pictóricas de época española. De hecho, su segunda sala más visitada es la que alberga El Progreso de la Medicina de Carlos Francisco. Una obra compuesta de cuatro cuadros alegóricos de la filipinas prehispánica, hispánica, del dominio estadounidense y actual (respectivamente) mediante intenta representar la evolución de la medicina filipina. El resto de salas, alberga un sinfín de cuadros coloristas, gracias a los cuales el visitante podrá comprender el devenir del Pueblo filipino.
Diosdado Lorenzo, Rapto y masacre en Ermita, 1947.
A través de esta obra podemos observar el dominio nipón
sobre Manila durante la II Guerra Mundial. Acontecimiento
que ha quedado grabado en el imaginario colectivo filipino actual,
al dibujar a los japoneses como los causante de la destrucción
monumental de Manila. 
          
  Sin embargo, este museo cuenta con muestra que excede lo pictórico. Reseñable es la escultura de época hispánica (cuyos paneles explicativos sigue la sendas del resto de la colección  al existir muy poca piezas que son datadas de forma  exacta) y las salas antropológicas de la cultura filipina. 

domingo, 11 de noviembre de 2012

El Nido se halla en el Norte de Palawan

EL NIDO, TIME TO RELAX

El Nido es una pequeña villa pesquera, volcada al turismo, situada al Norte de la isla de Palawan.

El devenir de esta isla sufre una evolución parecida a las islas menores de las Filipinas, pues los españoles a comienzos de la dominación colonial se centran prácticamente en expandirse por la isla que alberga Manila (Luzón). El resto de las islas (como Palawan) no adquirirán protagonismo en las reformas administrativas españolas hasta el siglo XIX, época en la que España ha de reforzar sus fronteras para evitar que las potencias internacionales (asentadas muy fuertemente en el sudeste asiático) les arrebate las Filipinas (que dentro del imaginario colectivo peninsular español equivalía a Manila y su isla de Luzón). Sí es cierto, que anteriormente al siglo XIX hubo asentamientos españoles en la isla de Luzón (de hecho la antigua capital española- Tay Tay- data de XVII), sin embargo hasta el siglo decimonónico el poder español en la isla fue mínimo. De hecho, si analizamos la fundación de las ciudades más importantes (tal es el caso de su actual capital Puerto Princesa, que recibe el nombre en honor de la princesa Eulalia -hija de Isabel II-) datan del siglo XIX.

Precisamente, mi aventura comenzó en Puerto Princesa, al ubicarse allí el aeropuerto. Tras recorrer tras más de 5 horas en una furgoneta mágica (por tener la facultad de sacar asientos de cualquier lado de su diminuto espacio, albergando en su seno a casi 20 pasajeros) llegamos al el Nido. Un lugar paradisiaco, donde cualquier mortal puede encontrar la tranquilidad a divisar sus fabulosas playas.
Dado la multitud de isla que rodean a esta villa, los tours en los barcos se han convertido en su gran atractivo. A pesar, de la multitud de compañías familiares existentes, uno sólo puede elegir 4 rutas, las cuales independiente de la empresa tienen el mismo precio. Un precio bastante barato porque un día entero en el mar, con comida incluida (siendo esta bastante copiosa y de calidad) puede rondar unos 20 euros.


El viaje en el mar intensifica la calidad de esta villa: la tranquilidad  y no haber tiempo para las preocupaciones. De hecho, en el mar vivimos un desafortunado episodio queda patente este estilo de vida. Pues en unos de nuestro viajes nuestro pequeño barco perdió su elice. Gracias a la ayuda de otro barco pudimos ser remolcados a otra isla, donde preguntamos al marinero y ahora qué. Su única respuesta fue RELAX y tumbarse. Sin embargo tras realizar unas llamadas pudimos continuar nuestro viaje siendo nuevamente remolcado por otro barquito, pudiendo llegar a lugares que podrían ser tildados por los amantes del buceo como joyas en bruto.


Este episodio sin duda puede sintentizar el estilo de vida de estas gente, que trasmite desasosiego y relax a cualquier mortal, siempre ofreciendo al visitante su mejores sonrisas y trasmitiendo la familiaridad de su villa.