La primera vez que pase por la puerta de esta biblioteca me indigne. Pues, al tener un gran cartel en su puerta que ponía On Sale (Se Vende) cría que el concepto de lo Público estaba tan infravalorado en Australia que llegaban hasta el punto de vender sus pocos edificios históricos. Más tarde tras tener que hacer de este edificio mi segunda casa (a tener que pasar la mayoría del tiempo , trabajando allí) descubría que lo que anunciaba el edificio no es una venta si no una exposición.
La Biblioteca Nacional de Nueva Gales de Sur cuenta con varias salas. La más importante para un historiador es la Mitchell Library. Uno cuando contempla las puertas de su fachada y los mármoles de su entrada se da cuenta en lo que se ha especializado esta biblioteca: En Mapas de viajeros y expedicionarios.
Sin embargo aparte de esta colección, alberga una colección bastante rica. De hecho, me quede algo sorprendido cuando, tras realizar una búsqueda en su base de datos localicé muchos libros de españoles que aluden a la Micronesia y Filipinas (mi tesis doctoral) del siglo XIX. Es cierto que muchos de estos libros se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid, sin embargo también tenemos que decir que hay unos cuantos de ellos que la biblioteca española no los tienen. ¡Curioso!
Así pues, para aprovechar mi estancia en Australia en lo relativo a mi trabajo, este mes estoy haciendo cargo de conciencia y paso buena parte de mis horas en esta biblioteca. Ya creo que me he convertido en uno más, como manifiesta el hecho que ya no le tengo que decir mi nombre a los bibliotecarios cuando pido los libros, porque se lo saben de memoria.
La verdad que los bibliotecarios son gente amable que siempre te quieren ayudar. Yo por el tipo de libros antiguos que tengo, la mayoría no puedo fotocopiarlos, sólo puedo fotografiarlos. A mi me hace mucha gracia cuando intentó tomar fotos de los libros, porque vienen corriendo a ponerme un anuncio diciendo que estoy haciendo fotos. A mi juicio es un poco absurdo, pero los australianos para hacer cumplir las leyes tiene la vena anglosajona, no te puedes salir del molde de la ley.
Escultura de Matthew Flinder, expedicionario que entre 1896 y 1903 ayudó a descubrir buena parte de Australia. Su vestimenta, no es la normal, sólo ha sido vestido así para promocionar una Gymkhana. |
El Gatito de Flinder, que el pobrecico murió en alta mar y afligió al navegante inglés, también tiene su monumento. |
Por el resto decir que la biblioteca es bastante bonita. Sin embargo, a pesar de la colección que tiene, no es lugar paradisiaco para un investigador. Pues las personas que la frecuentan hablan con toda naturalidad, algo ayudado por el vocerío de los bibliotecarios y las visitas guiadas que la frecuenta. Una visitas que se ponen casi a las puertas de la biblioteca, y donde el guía empieza a vocifera distrayendo al usuario. A veces parece que estoy en la antigua biblioteca del centro de mi pueblo, donde los viejos y marujas entraban a la biblioteca como si fuese la Plaza de Abastos. ¡Qué tiempos aquellos!
Personas que escuchan, en la entrada de la biblioteca, las sonoras explicaciones del guía. |
Que sepas que estoy leyendo cada una de tus entradas en el blog aunque no comente mucho. La verdad que cualquier cosa que me cuentes de aquella tierra me parece muy interesante puesto que es bastante desconocida para mí. Bueno querido amigo espero que vaya todo genial con tu trabajo y tu vida. Un abrazo grande. Jose.
ResponderEliminarQue buena luz genital hay en esa biblioteca
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